Gran Concierto de Juan Diego Flores en Venezuela

 

Sólo seis arias en el programa y cuatro para el bis bastaron para convencer al público venezolano de que el tenor peruano Juan Diego Flórez ha sido lo mejor que se ha presentado en el Teatro Teresa Carreño en los últimos años.
Al principio, los espectadores caraqueños no sabían si desplegar el entusiasmo que los caracteriza. No sabían si el prodigio de su voz era un montaje o un micrófono oculto... No. Aquello fue voz pura, fiato puro, sin artificios, sin falsetes. No hubo notas fuera de lugar, nada se escapó del control del intérprete. Finalmente, los asistentes pudieron apreciar a un artista lírico en la plenitud de sus facultades.
Flórez inició su actuación con una larga y complicada aria de Bellini, E'serbato de Capuletos. Luego siguió con dos de Rossini, La speranza piú soave de Semiramide y Si, ritrovarla io giuro de la ópera La cenicienta, cada una más difícil que la otra.
Para la segunda parte, abrió con L'amour... Ah! leve-toi soléil de Romeo y Julieta de Gounod, después arrancó suspiros con Una furtiva lacrima de L'elisir d'amore, para abrir un momento verdaderamente poético y mágico; y cerró con Ah! mes amis (de La hija del regimiento), ambas canciones de Donizetti.
"¡Bravo Juan Diego!" y "¡Latinoamericano de lujo!" fueron algunos de los piropos que recibió el peruano. Al cabo de largos minutos de ovación, dedicó sus bises, un concierto dentro de otros: la descalabrante y casi nunca escuchada aria Cessa di più resistere (El barbero de Sevilla), que los tenores suelen suprimir por su dificultad, La donna é mobile de Rigoletto, y dos piezas populares: La flor de la canela, acompañada en la guitarra por Luis Quintero, y el Alma Llanera

Información … http://www.eluniversal.com/index.shtml

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