Una muerte pedagógica

Donde esté una buena clase práctica, que se quite la teoría. Es lo que debió de pensar el profesor de un colegio alemán, que les enseñó a sus alumnos de dónde proviene la carne que se comen en casa. Un ejemplo que les ha marcado seriamente. Práctica docente en aula

En un pequeño colegio en el estado alemán de Schleswig-Holstein, el profesor quiere enseñar a sus alumnos, de entre 10 y 11 años, de dónde proviene la comida que, en casa, les sirven ya hecha en el plato. Para ello decidió la Práctica docente en aula invitar a clase a un agricultor. El buen hombre se trajo un conejo al aula. Los niños, fascinados, empezaron a jugar con él y a acariciarlo.

Pero pronto se percataron de que no era una clase de biología, sino de "La alimentación en la Edad de Piedra". Algo bien diferente: el agricultor sacrificó al pequeño animal delante de los niños. Y no se quedó ahí la historia, a continuación lo asaron y se lo comieron en el patio del colegio.

"Mi hijo llegó a casa pálido, tenía la cara como un queso" - relató la madre de uno de los pequeños. "Desde entonces tiene pesadillas, no puede dormir" - cuentan otros progenitores. Los responsables del centro se quejan de que los padres han hablado antes con la prensa, que con ellos.

El presidente de la asociación de padres critica que no fueran informados previamente. El director del colegio ha defendido esta clase por educativa y útil. Ha prometido, no obstante, reunirse con los padres la semana que viene para "discutir el incidente". Y la dueña del conejo, preocupada por si su animal murió libre de sufrimiento.

Fuente: cadenaser.com

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